Entre 2020 y 2021 se desató la criptolocura. Los precios de distintas criptomonedas se fueron a los cielos. Y no sólo en el caso de las más conocidas, como las de Bitcoin o Ethereum; incluso, memes convertidos en activos financieros impulsados por grandes celebridades se volvieron una buena opción para invertir. Además, poco a poco fueron conquistando el imaginario público—sobre todo el del mundo de los deportes—con criptopublicidad por todos lados, incluso para renombrar estadios icónicos. Sin olvidar al país que decidió usar bitcoin como moneda de curso legal.
En ese momento, bitcoin alcanzó su pico de valor. En noviembre de 2021, cada unidad de la criptomoneda costaba el equivalente a 1,374,549 pesos actuales. Pero todo esto cambió con el paso a 2022. Hacia finales de enero de este año, la cripto ya rondaba los 718,000 pesos mexicanos, aunque para abril logró recuperarse hasta pasar la barrera de los 900,000. Posterior a ese mes, las criptodivisas firmaron su peor trimestre (en términos porcentuales) en más de 11 años.
Se fueron conjuntando distintos factores para que esto pasara. Por un lado, crasheó, de un día para otro, uno de los experimentos más “sólidos” de stable coins impulsados con algoritmo: LUNA y Terra USD. Por otro, distintas instituciones asociadas con criptomonedas congelaron los activos de sus usuarios, incluso declarándose en bancarrota. Todo esto en un contexto económico y político complicado, con un 2022 marcado por una guerra, fallas en la cadena de suministros y una inflación altísima. Pero después de tanta crisis, ¿qué es de las cripto ahora? ¿Y qué les viene en el futuro cercano?
Cambios en el horizonte de las criptomonedas
A algunos meses del peor trimestre para las criptomonedas en más de una década, el panorama ha cambiado. Sin embargo, no se ve del todo como algo esperanzador para los entusiastas de estos activos digitales. Por poner un ejemplo, una bitcoin se encuentra rondando los 380,000 pesos (básicamente un millón de pesos menos que hace 10 meses). Y batalla con mantenerse por encima del umbral de 20,000 USD, marca que se utiliza para ver a “ojo de buen cubero” qué tal va el desempeño de la divisa en el mercado.
Ahora bien, aunque todas las criptomonedas se encuentran muy por encima de su nivel prepandemia, hay números que suenan las alarmas; asimismo, hay distintos elementos que complican un poco el futuro de las criptodivisas. Particularmente, más allá de los próximos meses y años, en los que la industria tendrá que reconfigurarse para sortear la contracción actual—de 2021 a 2022—de 2 billones (trillions) de dólares del mercado cripto en su conjunto.
Por ejemplo, a pesar de que Ethereum recuperó impulso camino a “The Merge” (el cambio en su sistema de minería de criptomonedas de PoW a PoS para modificar su uso de energía en el proceso), apenas en un par de semanas ha perdido cerca de 20% de su valor. Esto se explica, por un lado, por el descontento de mineros de su cadena de bloques que han empezado a rematar sus activos de ether en una suerte de señal de protesta. Y, por otro, por la amenaza del Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos para regular a ether como valor (securities), en la medida que ahora la minería de estas criptos se entienden como una suerte de inversión directa en la empresa detrás.
¿Se abren las puertas?
Aunque del plato a la boca se cae la sopa, amenazas como la del SEC puede abrir la puerta a otros tipos de revisiones y regulaciones de un sector que es de amplia preocupación para distintos gobiernos en todo el mundo. Y en un momento en el que el contexto económico no ayuda mucho a las criptomonedas—con la Fed aumentando nuevamente tasas de interés y con miras a seguir haciéndolo hasta 2023 y chance 2024 para contener la inflación—, es más fácil que se busque limitarlas.
A esto se suma que en la Casa Blanca de Biden se están llevando a cabo esfuerzos (desde marzo pasado), para establecer una agenda y los parámetros de referencia para proceder en relación con las criptomonedas. De botepronto, hay un interés fuerte por crear una Moneda Digital de Banco Central (CBDC por sus siglas en inglés) para articular una opción de activo similar a las criptos, pero que sí pase por el control y visto bueno del gobierno.
No sólo eso. Abiertamente el reporte de la Casa Blanca establece que la minería de criptomonedas podría ser vetada en territorio gringo en caso que no se pase a un sistema similar al de The Merge en el futuro cercano. Algo que le costó mucho trabajo a Ethereum consolidar; le está costando mucho dinero en inversión; y que pocas criptos podrían replicar.
Aunque no lo parezca, quizá no todo es malo. Las criptomonedas, después de la turbo criptolocura, probablemente han pasado a una nueva etapa de estabilización como activos. Pensar a “un bitcoin como un bitcoin” (en vez de equis cantidad de pesos o dólares), como sucede con otros valores—el oro, el acero o incluso el maíz, aunque se midan en dinero en mercados bursátiles. Quizá en el largo plazo precisamente las criptomonedas terminen siendo eso, más allá de vehículos de especulación. Y con ello encuentren una nueva suerte de revalorización, como algunas instituciones financieras parecen estar queriendo señalar.