En medio de la “maduración” de diversas obras de infraestructura clave del actual gobierno, el nivel del gasto público en capital físico se redujo de 3.5% a 3% del PIB entre el último cuarto del año anterior y el primero de este 2024.
En la recta final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador y también de varias de sus obras de infraestructura emblemáticas, el ímpetu de la inversión pública muestra signos de agotamiento.
Durante el primer trimestre del 2024 la variable descendió 0.1% respecto del cuarto trimestre del 2023 —con base en cifras desestacionalizadas— y su monto como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) se redujo de 3.5% a 3 por ciento.
Puestos en perspectiva, los tres puntos porcentuales del PIB superan el promedio de 2.7 puntos de todo el sexenio, pero la reducción refleja que la inversión pública está perdiendo poder de tracción en la economía.
En contraste, la inversión privada creció 1% trimestral y su nivel como porcentaje del PIB fue de 21.1 puntos, con lo que prácticamente no varió entre el cuarto trimestre del 2023 y el primer trimestre del 2024.
Tampoco se ha apartado drásticamente de su nivel máximo histórico de 21.5 puntos del PIB alcanzado durante el tercer trimestre del 2023.
La historia es esta: la inversión sigue fuerte, pero su componente privado es el que aporta mayor resiliencia. Juntas, la inversión pública y privada sumaron 24.1 puntos del PIB. Esto es 0.5 puntos por debajo del registro del cuarto trimestre del 2023 y 0.6 puntos atrás de su último pico de 24.7 puntos del tercer cuarto de ese año.
La inversión fija no constituye el mayor componente de la demanda agregada (ese lugar lo ocupa el consumo privado, que en el primer cuarto del año representó 71.9% del PIB), pero sí es el factor que mayor incidencia tiene en el crecimiento de mediano y largo plazo, como determinante de la productividad.
En México, el gobierno y la iniciativa privada coinciden en que el nivel de inversión debe ser igual cuando menos 25 puntos del PIB, de los cuales los privados deberían aportar 20 y el gobierno cinco puntos.
A mediados de enero pasado, durante su participación en el Seminario de Perspectivas Económicas 2024 del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) el empresario Carlos Slim planteó incluso que un nivel de inversión igual a 30 puntos del PIB sería deseable para que la economía crezca un 6% anual.
Maduran proyectos
Durante todo el 2023, el monto de inversión de la economía mexicana promedió 24.2% del PIB (1.7 puntos más que en el 2022), quedándose cerca de la cifra “mágica” de los 25 puntos.
Del lado público fue factor de crecimiento el gasto en obras emblemáticas como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), o la conclusión del Tren Interurbano México-Toluca.
También contribuyeron algunas obras hidráulicas como el acueducto El Cuchillo II o la presa Libertad, ambas en Nuevo León. Igualmente, la modernización de 16 plantas de generación hidroeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la construcción de otras seis de ciclo combinado.
Muchas de estas obras están, sin embargo, en sus fases finales de construcción, lo que en general implica ejercicios de gasto más acotados.