Las buenas prácticas para el ahorro de energía, tan sencillas como no dejar luces encendidas, desconectar aparatos sin uso, poner la lavadora de manera correcta y en los momentos convenientes, utilizar la bicicleta o los sistemas de transporte público disponibles, entre otras, tienen un reflejo en el bolsillo.
“Realmente lo que tiene que cambiar es un poco la educación. Yo creo que mucho depende de la formación, de la capacitación y de la educación que se les da a las nuevas generaciones, de entender que la energía no es un recurso infinito”, consideró el consultor independiente Paolo Salerno.
Opinó que por el crecimiento que ha habido en los últimos 15 años del uso de aparatos electrónicos “es normal que tengamos una necesidad y un impulso para empezar a cambiar el tema de valorizar el ahorro de energía”.
En ese sentido confía en que las prácticas de ahorro sean cada vez más comunes a nivel familiar. Pero, por su parte, autoridades y gobiernos deben hacer lo que les corresponde para facilitar la adopción de dichas prácticas.
Por ejemplo, pedir que las constructoras, cuando desarrollen viviendas nuevas, utilicen mejores materiales, instalaciones ahorradoras como calentadores solares, circuitos más eficientes, entre otros.
Asimismo, debe establecerse el compromiso para que las ciudades tengan la infraestructura para que la gente se mueva en bicicleta e incentivos para usar el transporte público: que no haya asaltos, que esté limpio, que exista respeto entre las personas.
“El Metrobús de Reforma que es de dos pisos es sumamente útil. Yo cuando me tengo que trasladar, por ejemplo, a reuniones de Reforma a Polanco o Lomas pues me voy siempre en autobús”.
“Toda esta cultura de cambio sí importa y genera un ahorro también para la familia”, subrayó en entrevista.
El uso de la bicicleta es una gran alternativa porque permite a la gente moverse, trasladarse más rápido, reduce el uso de autos y la contaminación, entre otras ventajas. Permite hacer ejercicio de una forma “casi natural” al ir y venir del trabajo.
“Ya arreglé mi bicicleta y voy al despacho en ella, a menos que tenga que ir arriba o abajo. Pero los días de oficina normal voy en bicicleta”. El punto clave es la cultura vial, crear los espacios y las facilidades para que las personas puedan utilizarla.
Recomendó el uso de paneles solares para viviendas grandes o empresas porque reflejarían un ahorro real y no tardarían en conseguir un retorno de lo invertido.