“Esta pregunta no es fácil de contestar porque el propio concepto de inversión no solo tiene que ver con dinero, sino con la adquisición de hábitos. Los hábitos que vamos adquiriendo no son para un mes, un año o tres, son para toda la vida. Difiero con estas ideas de que corto plazo es únicamente menos de un año, mediano plazo es de uno a tres años y que largo plazo son de tres años en adelante”, señala el directivo.
Desde su punto de vista, es más adecuado hablar de un escalonamiento en las inversiones. La inversión es solo una para toda la vida, pero mucho dependerá de tus metas y objetivos, varios de ellos se pueden cumplir en un lapso aspiracional de un año (como tomar vacaciones o liquidar una tarjeta de crédito), tres años o más (para remodelar tu casa o ahorrar el enganche de un auto) o largo plazo (es el caso de invertir para tu retiro).
Incluso el especialista recomienda añadir a estos plazos un microplazo porque es importante tener dinero disponible para atender imprevistos del día a día.
De este modo, entre más joven se inicie en el mundo de las inversiones, más ventajas se pueden tener.
Para ello, un aspecto importante será diferenciar entre objetivos y metas. Un objetivo está compuesto de metas. “No se podría alcanzar una inversión a largo plazo si no se logra una en un microplazo. Solo así se va generando confianza y la satisfacción de ir viendo crecer tu dinero. Si ves cómo crece en el periodo de un mes, imagina cuánto puede crecer en cinco o 10 años”, afirma.
¿En qué podrías invertir si eres nuevo en las inversiones?
Comenzar por inversiones con poco riesgo es lo ideal, ya que eso te ayudará a conocer el proceso completo, desde cómo abrir una cuenta, cómo invertir, cómo te hacen el cargo o cómo te hacen el depósito una vez que se vence tu inversión. Seguir esta ruta te ayudará a migrar a instrumentos de mayor complejidad una vez que hayas adquirido confianza.
Para Gerardo Aparicio, invertir es como meterse al mar, tú decides si estás bien solo remojándote los pies o llegando lo más lejos posible.
“Cetes Directo para mí es como sentir el agua que te moja los dedos; con una sociedad de inversión ya metes los talones; luego quieres que el agua te llegue a la cintura, ahí debes considerar una sociedad de inversión, pero de renta variable a la que vas a tener que darle tiempo; después móntate en un ETF (Exchange Traded Fund) si te gusta chapotear en el mar”, explica.
“Solo no hay que perder de vista lo que tienes que inverir para comprar ese ETF, no es lo mismo abrir tu cuenta de Cetes Directo e invertir desde 100 pesos; en una sociedad de inversión con mil pesos; en una sociedad de renta variable con 10 mil pesos. Un ETF como Standard and Poor’s es una gran alternativa, pero el objetivo no debe ser tener un solo título, sino por lo menos 10”, añade Gerardo.
Su consejo final es que, si bien meterse al mar es un proceso de adquisición de confianza, nunca se debe perder el temor al 100%, ya que una ola te puede dar un susto. Lo anterior, se debe a que el mercado bursátil no está exento de sorpresas.
“Hay que ir tomando confianza de cuáles son sus procesos operativos, para mí esa sería la ruta más segura de un inversionista. Si te quedas en el camastro también está bien, pero siempre te quedarás con la duda de si el agua estaba caliente o fría”, finaliza el director de Cultura Financiera del Grupo BMV.