La publicación de las cifras de inflación que el INEGI publicara en pasados días, sin duda tuvieron un efecto para la toma de decisión de banca central en torno a la política monetaria que a muchos sorprendió. Sin embargo, nada de raro tendría un aumento tan pronunciado en la tasa de fondeo, cuando la inflación continúa presentando un escenario de persistencia que ya debe llegar a la preocupación subrayada en nuestro país.
Para tener un referente; el Índice Nacional de Precios al Consumidor tuvo un preocupante aumento en el mes de enero de 0.68%, ello, más las condiciones de volatilidad económica, empujaron a que la inflación anual pasara de 7.82% a 7.91% para el pasado mes. A su vez, la inflación subyacente llega a un nivel de 8.45% y concreta con este incremento, su segundo mes al alza. Con un escenario como ese, el Banco de México no podría haber escatimado en una decisión que se tomó por unanimidad. Es así que sin duda esperaremos un escenario de continuidad al alza de la tasa, ya que, sin duda, la persistencia de la inflación es notoria.
Es ahí donde debemos estar muy atentos ya que, si alguna estimación ha sido errónea a lo largo del sexenio en razón de su comportamiento, es precisamente la cifra correspondiente a la inflación. Para el 2022, se tenía un estimado de 4.4% de inflación para final de año y sin embargo se llegó a un 7.8 por ciento. En este inestable 2023, a efecto de culminarlo con una baja prevista en 5.2%, tendríamos que ver bajas mensuales consecutivas para los próximos meses situación que, dada la tendencia y circunstancia, se antoja sumamente difícil de alcanzar.
El aumento a un 11% que involucra 50 puntos base a la tasa de interés, es un bloque de contención severo para una inflación rampante pero, no puede ser suficiente si no existen condiciones de crecimiento y estabilidad. La medida podrá inhibir que los consumidores gasten la mayor parte de su peculio pero, a pesar del dicho gubernamental federal, Banxico no es responsable directo de los niveles de crecimiento observados en recientes años, y mucho menos es responsable de las condiciones para generar inversión productiva y prosperidad.
Una tasa como la establecida, eventualmente impactará en encarecimientos paulatinos del crédito que, terminarán por reducir la demanda de productos, y finalmente promoverá la baja de precios por la sobre oferta que impactará directamente la inflación. Y no es casual el encono percibido ahora en las recientes declaraciones que pretenden co-responsabilizar a la Banca Central del desarrollo.
Un escenario de mayor costo del crédito promueve también la selectividad en el consumo. Mediante el consumo, es como se prende el principal motor de la economía; hoy hay un freno impuesto con responsabilidad para evitar el encarecimiento generalizado pero, en lugar de mirar de reojo, ¿cuándo tendremos condiciones de certeza, seguridad pública y fiscal para promover mayor crecimiento de nuestro PIB? Cada quien a lo suyo ¿no creen?